En un hospital de Inglaterra han descubierto una forma de acabar con los problemas del expurgo de la documentación clínica: se cogen los papeles a voleo, se llevan a la sala de destrucción de documentos y, voilà!, al cabo de unos días desaparecen y nadie los echa de menos en tres meses...
Como el problema parece que ha surgido por la falta de espacio para archivar los diez mil registros que han desaparecido en el archivo correspondiente, el incidente también puede servir de faro y guía para resolver los recurrentes problemas de espacio que aquejan a nuestros centros sanitarios (¿Habrá pensado alguien que la información digitalizada casi no ocupa espacio?).
Abandonando ya la aproximación humorística, estos hechos ponen de manifiesto una necesidad que a veces se olvida por parte de gestores, profesionales sanitarios y TIC y personal de administración y servicios: la gestión de lo inesperado que bien se puede asemejar a la gestión de incidencias que nos impone la legislación de protección de datos.
Nuestras organizaciones deberían de estar preparadas para dar soluciones adecuadas a los problemas que se presentan en el día a día de sus actividades y que no pueden estar previstos en los procesos de gestión habituales para lo que hay que definir canales claros de comunicación de los mismos, de responsabilidades sobre su solución y la puesta en marcha de mecanismos que, aunque sea de forma provisional, permitan conjugar la solución técnica o administrativa con el respeto a los derechos de los ciudadanos plasmados, en este caso, en la regulación de protección de datos personales.
, etc. y es la gestión dela necesidad de una formación y concienciación continua de todo el personal que presta sus servicios en el sistema sanitario y de la existencia de procedimientos claros que prevean las actuaciones que se deben realizar o a quien se debe informar cuando surge una incidencia para evitar